lunes, 6 de junio de 2011

Experiencia en el Workshop de San Bernardo


Para nosotros en Crea UDP es muy importante rescatar las experiencias y opiniones de nuestros voluntarios tras participar en una actividad. Los invitamos a leer una crónica escrita por Darío, quien nos cuenta sobre su experiencia este fin de semana.


Por: Darío Fuentes A.
Edición : Consuelo Rehbein


El recién pasado viernes 3 de Junio, a eso de las 7 de la tarde, nos juntamos en el terminal de trenes de Estación Central. Éramos una treintena de jóvenes, de diferentes agrupaciones dispuestos a participar de un Workshop en San Bernardo. Desafío Levantemos Chile había reunido al voluntariado de Corporación Calcuta y Crea UDP para trabajar específicamente en el campamento San Francisco. Ese lugar posee una gran vulnerabilidad, de hecho, es uno de los campamentos más desprotegidos y pobres de Chile.

Voluntariado Crea UDP
Cuando llegamos al colegio Juan Guzmán Errázuriz, nos mostraron las salas donde nos quedaríamos a dormir, para dar paso posteriormente a una actividad de bienvenida.
Esa actividad sirvió para conocernos mejor entre los voluntarios y aprender un poco más sobre trabajo en equipo. Además, en la bienvenida del día viernes se nos explicó en que consistía la actividad, los cuidados que debíamos tener y la forma de abordar las situaciones y personas a las que nos veríamos enfrentados.

El día sábado, fue el día crucial, nos levantamos a eso de las 8:00 de la mañana y se formaron grupos de trabajo. Todo esto nos permitió organizarnos de mejor manera.

A eso de las 10:30 de la mañana estábamos partiendo al campamento, caminamos alrededor de 5 cuadras del lugar en donde alojamos y pudimos apreciar que el sector no era de los mejores, pero tampoco era de lo más pobres que había. De hecho, algo que me impactó era que si mirábamos alrededor, en el 80% de las casas había antenas de Direct Tv HD, contrastando un poco la realidad que existía unos metros más allá, en el campamento, donde de verdad la situación era sobrecogedora.
Darío participando del Workshop

Al entrar al campamento vimos unas especies de casas, unas mejores que otras, pero de seguro ninguna con los niveles mínimos de calidad que se podría esperar en un país que se dice en vías de desarrollo. Los niños, inocente y cálidamente, nos dieron la bienvenida, con sus ropas viejas y rotas, con un frío que aún siendo las 11 del día era bastante fuerte.

Sus caras sucias eran notorias, nos hacían pensar en un tema que para nosotros es básico: el agua y el gas. Incluso en la gente mayor edad también mostraba esa falta de higiene, en ese momento uno se da cuenta de los privilegios que tiene.

Voluntarios Desafío - Calcuta y Crea UDP
Compartimos mucho con los niños del campamento, quienes tenían entre 0 y 12 años, y que claramente nos demostraron, que sus problemas iban mucho más allá de los temas económicos. Conocimos diversas historias de vida, sobrecogedoras, donde la violencia, drogas y abandonos eran temáticas que se repetían.

Muchas veces creemos que no entienden lo que pasa, pero que tienen la película más que clara, y que están conscientes muchas veces que está mal lo que hacen, pero como bien dijo un voluntario por ahí: “ellos más que estar viviendo ahí, están sobreviviendo en un ambiente del cual es un poco difícil sacarlos, porque están precisamente en edad de formación”.


Al pasar el día pudimos tener instancias compartiendo momentos cotidianos, como un almuerzo en comunidad, donde hicimos una olla común para los habitantes del campamento y los voluntarios que asistimos al encuentro. Junto a un plato de arroz con salsa de tomate, pudimos aumentar el contacto con la gente que lo único que busca es ser escuchada y poder contar sus problemas que a diario las aquejan.

En la tarde y continuando con las actividades, llegó la banda “Pan con Mantequilla”, la cual hizo aún más amena la fría tarde tocando grandes éxitos de ayer y hoy. Esto fue acompañado por unas ricas sopaipillas hechas por los voluntarios, intentando en cierta forma que los más pequeños disfrutaran con actividades muy simples pero que no siempre están a la mano para ellos.

Darío enseñando a pintar a un pequeño del campamento
Finalmente llegó la hora de decir adiós, cosa difícil, debido a que aunque suene increíble, los lazos que se forman con los niños, jefes de hogar, tías y miembros de la comunidad son bastante fuertes. Compartimos muchas cosas en un día: historias, risas, problemas, juegos, amor y amistad. Dan ganas de regresar lo antes posible.

Después de esa despedida, volvimos al colegio. Estábamos todos con la ropa, el pelo, la cara y todas nuestras pertenencias sucias. Después de un rato y junto a unas tazas de té y sándwich compartimos nuestras experiencias, donde la emoción primó en todos los relatos.


Ojalá estas experiencias vividas no queden en el olvido y que como se habló el día domingo se sigan realizando instancias de ayuda y compromiso para la gente que de verdad necesita más que una mano. Hay que tener consciencia de que no son solo ellos, sino muchos chilenos que viven en situaciones similares.